La novela negra y su gente. 1

En el momento en que la novela se convierte en negra, el ser pensante y que actúa es la gota de su oscuridad. Es la gente que la habita la que le otorga esa paleta de colores oscuros con trazos de grises y variaciones de lo negro. Me gustan —como el oscuro chocolate—  esas novelas negras en que los personajes son los que deciden el color predominante del decorado. Así viven y actúan, así cambian los colores del ambiente en un desesperado camino a la opacidad.  Los buenos creadores de noir se han destacado por su creación de personajes con un halo de negritud que los persigue, individualiza y los impulsa a la destrucción.

Dos personas, incluso antagónicas, pueden estar detenidas en un particular decorado de novela negra que sea el más claro, bullicioso y que proyecte ambiente festivo con derroche de colores, y oscurecerlo. Son ellos los que le trasmiten ese nimbo de incertidumbre y corrupción. Algo ellos mismos hacen presentir, y los buenos creadores han logrado con un trabajo de relojería eficiente, trasmitir el ambiente que nace de esas dos personas.

Las personas número 1 y 2 se han ganado la categoría de personajes únicos y que, si son clonados, el lector con oficio, lo detectada.  Si otro escritor los mete de polizonte en sus novelas, insisto, un lector conocedor se percata y los saca a la fuerza con una embestida. Casi siempre esa embestida es cerrar el libro y quedar decepcionado. De ahí la extrema importancia de la gente —la gente de la noir—, en una narración policial, pero aún más en una pieza negra.

Y es que, si me atrevo a intentar un resumen, en el estilo hardboiled, ese que marcó para mucho tiempo el camino a seguir —a cultivadores y lectores, que casi es lo mismo— la gente que nace en sus páginas difiere de la novela negra. Una entidad es el hardboiled y otra muy distinta la noir.  ¿Por qué?

Continuaré

Ω

Publicado por: M o n t e P e n té l ic o

Escritor de novelas negras y de lo que atrape su interés, siempre que ese interés sea respetar la Vida. VIDA TODA. Un escritor de novelas negras en La Habana, que cuenta también con ese largo y extenuante ADEMÁS DE URGENCIAS, cómo las escribe, qué punto en ese universo estrecho de la pequeña ciudad lo han inspirado o hecho pensar con detenimiento en un mundo acelerado. Lo aterran y estremecen y obligan a escribir. A veces escribir ficción no es inspiración que otorgan los Dioses Manes de la Literatura, es una obligación para no sucumbir. Por favor, Dioses Manes de la Literatura, es de mi absoluta creencia y base gnoseológica. Mi delito, soy culpable. Gracias por su tiempo.

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