El escritor que escribe: final

Insisto en el tono porque es la voz del escritor. Y al tono regresaré al final. No obstante, intentaré un resumen, especie de vademécum que se descubrirá en la medida de que tales improntas toquen al escritor, de otra manera, de nada sirven.

> El escritor debe saber manejar los movimientos de sus personajes en función de la historia que cuenta.

> Debe conocer hasta la saciedad (primero tiene que conocerlos él mismo) las emociones de sus personajes. Sin emociones no hay personajes, serían esquemas de cartón, palabras en el papel que no dibujan a un ser humano. Un ser humano es un caudal, para bien o para mal, de emociones. Somos “racionales” pero funcionamos por emociones. La emotividad no es un defecto. De ahí, por ejemplo, el acierto de “El cartero siempre llama dos veces”. Frank y Cora no son de papiro ni hijos de papel cuché, tienen carne, deseos, ansias y un lado oscuro que se complementan con la maldad de la sociedad toda y con sus definiciones. Frank y Cora son un dueto que pertenecen a la categoría de pesos pesados en el cuadrilátero de la vida.

> Si bien cuando las emociones funcionan con la maestría que logró James Mallahan Cain en “El cartero…” la descripción física pareciera innecesaria, nunca está demás. En una novela negra —el arte que cultivo— las descripciones físicas tan importante como los puntos y las comas. Y aquí hay un problema que el escritor de negras tiene que enfrentar y resolver de la manera más favorable: o se pasa en la descripción o mantiene un pulso exacto.

Se suma el tiempo y el espacio. Una novela negra que supera las 300 páginas pone nervioso al editor. Y, a mi modo de ver, si exagera el autor corre el riesgo de convertir su personaje en un cliché. En otro personaje de cartulina que pasa al stock de los ridículos. Para un lector entrenado una mala descripción le hace escapar de la magia, rechaza y salta del acomodo que intentó el que cuenta la historia. No preterir que un buen lector, pone de su cosecha en cuanto a imaginar ese personaje.

> El universo físico en que se mueven los personajes. Los seres creados por el autor no solo se mueven ellos, se mueven en un mundo. Este es otro tema complicado. Si te inventas a Frank y Cora en un palacio rodados de mucho dinero puede que sus deseos sean otros. Digamos, mantener el palacio, el poder, las intrigas palaciegas y explotar a los de fuera.

Pero Mallahan Cain crea un mundo para Frank y Cora que no pude ser más feliz a los efectos de lo que quiere contar. California, un vagabundo que llega a la zona rural, un restaurante a la verja del camino, una gasolinera, una mujer joven, un marido dueño del negocio que, es mi observación, parecen que nacieron todos en ese lugar y para ese lugar. No en otro. El acople de Frank y Cora en ese escenario es para toda la vida, mientras la novela se continúe leyendo.

> Y el tono, ese que hace florecer las emociones más perversas, las más humanas variaciones en una amplísima escala, cuenta los movimientos, enumera en su ritmo esos movimientos que dibujan tales emociones y las comunican.  Frank trabaja para el marido de Cora en la gasolinera y es el anclaje necesario para que esté ahí. Para que, entre acciones de dar servicio a los autos, se acerque a Cora, tensionados acercamientos que van preparando no solo una relación, sino que el plan de muerte avanza, como sus pasos, hacia el clímax.

Ω

Publicado por: M o n t e P e n té l ic o

Escritor de novelas negras y de lo que atrape su interés, siempre que ese interés sea respetar la Vida. VIDA TODA. Un escritor de novelas negras en La Habana, que cuenta también con ese largo y extenuante ADEMÁS DE URGENCIAS, cómo las escribe, qué punto en ese universo estrecho de la pequeña ciudad lo han inspirado o hecho pensar con detenimiento en un mundo acelerado. Lo aterran y estremecen y obligan a escribir. A veces escribir ficción no es inspiración que otorgan los Dioses Manes de la Literatura, es una obligación para no sucumbir. Por favor, Dioses Manes de la Literatura, es de mi absoluta creencia y base gnoseológica. Mi delito, soy culpable. Gracias por su tiempo.

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