NEGRO ES EL VIENTO ASESINO EN LA VIEJA HABANA. PARTE 1

EL PARALELOGRAMO TIRANTE DE TERROR EN VIENTO NEGRO: DEVELACIONES

post calles habanaLa calle de la foto una famosa intersección en el Vedado. 23 con las líneas del tranvía lo que alerta que la foto fue tomada antes de 1953, y la calle 12 la atraviesa. Hacia la izquierda del que observa, 12 conduce a la «Gran Entrada sin Salida». Lo que está tras la puerta sin retorno tiene 57 ha (0,57 km cuadrados) y volveré a este punto más adelante. No por gusto su mención, posee en la novela Mar de cenizas y en las siguientes una personalidad definida. Un personaje más. Me he permitido esta vez salir del margen de La Habana Vieja para comenzar en el Vedado. Hay un tanto de nostalgia y otro de precisión.

Comenté en entradas que trataron el tema de Viento negro que las calles de la vieja Habana son carne y arterias de esta novela negra con mucho de terror político e histórico. Esto de terror político me lo he inventado para asesinarme yo mismo mi incapacidad de encuadrar en otras definiciones. No quiero un suicidio. En mis tiempos esto se decía «se mató como Chacumbele.» Ese paralelogramo en sinfonía de miedo en la narración, forman las calles mentadas. Es sin dudas Picota la que más protagonismo tiene, pero las otras no se quedan rezagadas.

PICOTA AZOTADA POR EL VIENTO NEGRO

En una azotea de los edificios que se resisten a violentar la línea de plomada vive un personaje de la novela negra. Es el centro de las maldades, de las sospechas. Según el genio de Edmond Locard, el criminalista francés padre del principio Locard y admirado por George Simenon, el titular de la azote es un derrochador de pistas. Es ese ser que va por el mundo prodigando calamidades y violencia. En su azotea se trafica drogas, se pelean gallos y perros y existen habitaciones con split para retozos sexuales hetero, homo y cualquier otra locura.

El centro más visible, y a la vez más camuflado, de la venta de carne de res. De carnero, y todo lo que sea comestible y aprobado por el paladar lo tiene la azotea. Puede servir con una salsa a base de curry «Pelícano a la azotea», un nombre que recuerda el pollo a la barbacoa. «Pescar el pelícano» en la bahía presenta a otro personaje. Este manjar es el ideal para los extranjeros que buscan lo más exótico de La Habana. En la mesa, en la cama, en las drogas y el tabaco. El pescador de ribera, cazador de pelícanos, un niño casi en el tránsito a la adolescencia. ¿Quién es este niño? Y, ¿quién este habitante de la azotea que goza de tal impunidad? Lo primero que se sospecha que es informante de la policía. Y la Gran Entrada sin Salida, la puerta principal de la Necrópolis de Cristóbal Colón, la metrópoli de nuestros muertos amados, también es un personaje. Antes y ahora. Mañana y pasado. 

Continuaré

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